9/24/2006

DE LA HORA DEL PUEBLO

A LA NOCHECITA

...con Jaime Avilés
=Reaparece la propaganda negativa contra López Obrador. ¿No que ganó Fecal?
Desde Iztapalapa avisan que, hace varias noches, personas que se mueven en la oscuridad, meten de contrabando, bajo la puerta o a través de los buzones de las casas, una fotocopia de 150 cuartillas tamaño carta que contiene el texto de un supuesto libro escrito por un supuesto Blas Alejo... en contra de Andrés Manuel López Obrador."El hombre que quiso gobernar a México", se llama el libelo, cuyo autor ofrece un buzón de correo electrónico para que lo feliciten, lo insulten o le pidan más copias de su vómito. Según datos incorporados al volumen que nos llegó, la primera edición tuvo un tiraje de 10 mil ejemplares.
¿Quién paga eso?¿La fundación roVamos México? ¿El inconvincente Fox? ¿Felipe del Sagrado Corazón de Jesús? ¿Josefina Vázquez Mota? ¿Emilitito Azcárraga y su primer espada Bernardo Gómez? ¿Los cubanos exiliados en Miami? ¿Condolencia Arroz? ¿Quién (la revista para el o-jet-set editada por Televisa)? No, todo parece indicar que se trata de El Yunque.
Para la organización de ultraderecha que pretende "gobernar" bajo la sombra de Felipe del Sagrado Corazón, por lo visto, el fraude electoral, el golpe de Estado que lo convalidó, el cerco informativo de Televisa contra el movimiento de López Obrador, los "reconocimientos" de casi todos los gobiernos extranjeros a Fecal y demás solemnidades y patrañas no han sido suficientes para consumar la derrota política del hombre al que la Convención Nacional Democrática del pasado sábado 16 de septiembre confirió el cargo de "presidente legítimo" de la República Mexicana.Pero mientras El Yunque intenta ese trabajo de zapa, ansioso (¿otra vez?) por restarle bases de apoyo al presidente López Obrador, en las altas esferas del aparato de seguridad del Estado mexicano, se dice, tienen pánico por "los niños de Calderón".
¿Acaso están en peligro los pimpollos engendrados por el pelele en el vientre de Margarita? No, me responden, la gente del Cisen (Centro de Investigaciones en Seguridad Nacional) y los organismos de inteligencia de las fuerzas armadas tiemblan de terror ante la mera posibilidad de que los jóvenes amiguitos de Felipe asuman puestos de importancia estratégica para el país.¿A quiénes se refieren? Por ejemplo, a César Nada (o Nava), el abogado imberbe pero ultraladrón, que fraguó con Fecal una estafa al Banco Nacional de Obras Públicas por 2 mil millones de pesos dizque para construir un "túnel sumergido" en Coatzacoalcos, Veracruz, asunto que denuncié en La Jornada en junio y que el propio Nada (o Nava) trató de minimizar en declaraciones radiales que a fin de cuentas recibieron el inmediato apoyo de Televisa que encubrió el asunto con su silencio absoluto.
A los responsables de la seguridad interior les aterra imaginar a un tipejo como Nava (o Nada) al frente de la Secretaría de Gobernación o del propio Cisen. Pero también les angustia la mención del nombre de Juan Camilo Mouriño, el benjamín de esa corrupta familia campechana que controla las gasolineras del sureste, o la del tarabilla de Germán Martínez, ex representante del PAN ante el IFE, o la histeria de Juan Molinar Horcasitas.¿Qué harían semejantes fantoches, buenos únicamente para robar y predicar baladronadas, en caso de asumir puestos de mando en puntos claves para la estabilidad del país? El movimiento que apoya a López Obrador prefiere no perder el tiempo en pensarlo siquiera: si triunfa el proyecto de impedir que Felipe del Sagrado se siente en la silla, lo demás se resolverá por añadidura.
En Milenio, por su canina parte, Carlos Barín (lo suyo es el baro) calificó de "porros" a quienes protestaron ayer frente al edificio de Chapultepec 18. Desde que se convirtió en vocero oficioso de la televisora golpista, a la que jamás acabará de pagarle el favor de haberlo incluido en el grupo de levantacejas que todos los miércoles hablan como Hugo, Paco y Luis en el show soviético Tercer Legrado, Barín ya no escribe como el periodista que algún día fue: ahora ladra como un perrito pequinés, y sus gañidos, guau-guau, la verdad, la verdad, asustan...

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