11/18/2007

Llamamiento a la Nación....

Llamamiento a la nación mexicana
1. El momento histórico que vivimos


1°. México ha vivido y está viviendo un proceso de ocupación integral, a la vez abierto y silencioso, que muchas organizaciones políticas y grupos de la sociedad civil –entre ellas Paz con Democracia— han estado denunciando desde hace décadas, estructurado mediante reformas a la Constitución y a través de disposiciones de hecho. Estas políticas y transformaciones aplicadas sin un examen público informado –legalizadas o fuera de la ley –, impuestas por los gobernantes, al profundizar y extender la ocupación, han refuncionalizado nuestra nación al proyecto “globalizador” y hegemónico del “imperialismo colectivo” que hoy domina una inmensa región del mundo, encabezado por Estados Unidos de América.

2º. El proyecto neoliberal de los sucesivos gobiernos mexicanos sigue todos los lineamientos del llamado “Consenso de Washington”, que es el consenso de “los que mandan”. Han logrado convertir a México en una zona transnacionalizada, dependiente y excluyente, en la que legitiman y legalizan el despojo comercial o forzado. Los distintos gobiernos y grandes empresarios, unos cuantos multimillonarios, grandes accionistas de las megaempresas transnacionales, encabezadas por el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, sus subordinados y asociados, se han beneficiado enormemente, a costa de la inmensa mayoría de la población. En dichas instituciones, supuestamente mundiales, el poder de decisión lo tiene el gobierno de Estados Unidos. Este ha contado además con la unión de intereses de grandes potencias, como Inglaterra, Europa y Japón. Dispone asimismo de la colaboración de redes internas e internacionales de otras empresas y gobiernos, todos ellos articulados a organizaciones informales, como mafias y raqueteros políticos que actúan como operadores contratados, sicarios, e incluso como fuerzas paramilitares. La inmensa mayoría de la llamada “clase política”, de “los medios”, así como de otros dependientes y socios, incluso de los más bajos estratos sociales, han hecho del apoyo al proyecto “globalizador” su modo de vida, para obtener privilegios y pagos por sus servicios. Y si no pocos obran con cinismo y picardía, existen también quienes se engañan y acaban convenciéndose de que su trabajo en apoyo de neoliberales y señores mafiosos es para bien de su alma y de su país.

3°. Este proceso de ocupación integral, “transnacional” o “globalizadora” –de gran parte del mundo y de México— ha ocurrido en gran medida ya; pero tiene el proyecto de extenderse y profundizarse aún más, y hacer que todos los sectores y las ramas del Estado, la economía, la cultura y la sociedad mexicana formen parte del inmenso complejo dominado por el imperialismo. Los impactos directos e indirectos, abiertos y encubiertos de las redes actuales del imperialismo han comprobado –para quien quiera verlos y oírlos, y no tema reconocerlos— las grandes mentiras del neoliberalismo sobre la “economía de libre mercado”, sobre “los progresos y el desarrollo de la nación mexicana”, y sobre tantas otras “bondades neoliberales” que nos empobrecen y someten cada vez más. Hoy mismo, en medio de todos los desastres y desenfrenos que sufrimos, hay voceros que defienden con fingidas razones la privatización y desnacionalización de todo México. En realidad esos voceros de las fuerzas que dominan gran parte del mundo y del país, mienten incluso cuando llegan a aceptar los efectos perversos de sus políticas. Para seguir ocultándolos, unos a otros se echan la culpa y siguen aplicando, extendiendo y profundizando las mismas políticas que llevan a la miseria creciente de las mayorías, y al coloniaje informal e integral del país, acusando a los gobiernos más débiles o a los anteriores al suyo de no haber logrado las metas que ellos se proponen y que afirman estar fundadas en una presuntuosa ciencia de punta. Con distintos modos de engañar, buscan justificar o legalizar la continuación de las políticas neoliberales de ocupación y saqueo.

4º Este proceso de ocupación neoliberal ha provocado también una degradación profunda de la política y un vaciamiento de la democracia representativa, con la correspondiente crisis, descrédito y corrupción de los partidos, incluyendo a los de la llamada izquierda institucionalizada, que devienen útiles y funcionales al capital. Asimismo, el neoliberalismo fortalece sus funciones e instituciones represivas, transformándolas en garantes de la estabilidad social y del control autoritario de la fuerza de trabajo, la ciudadanía organizada y la sociedad civil. El fin esencial del actual Estado nacional de competencia es hacer rentable al país en el mercado neoliberal y optimizar las condiciones nacionales de rentabilidad del capital trasnacionalizado. Para ello lleva a cabo una permanente intervención económica, social, política, ideológica, cultural y militar, y, si es necesario, una guerra social interna para facilitar la penetración y explotación trasnacional.

5º. Mientras todo eso ocurre, criminalizan las protestas sociales, violan gravemente los derechos humanos, disimulan la impunidad, “aplican el derecho” a su arbitrio e incluso lo invocan para actos claramente violatorios de la Constitución y de las leyes de la República, y van introduciendo lentamente en nuestro marco jurídico un “derecho de excepción”. Por un lado le piden al pueblo mexicano que “obre conforme a derecho”, y por otro actúan violando sistemáticamente las leyes y la Constitución, pretendiendo además legalizar la arbitrariedad. Así, con ese doble rasero quieren esconder la violación o desestructuración permanente del derecho público y privado, civil y penal, y sobre todo del derecho Constitucional.

6º. Y como si todo estuviera orquestado, pasan de sus conceptos de “gobernabilidad democrática” a los de “gobernanza”. En nombre de la “seguridad nacional” —al estilo de la administración Bush— desatan una fingida guerra contra el terrorismo, en la que tal vez a diferencia de aquél, utilizan al Ejército, provocando relaciones de odio mutuo entre éste y el pueblo, mientras alientan con sus políticas públicas y privadas la corrupción de los partidos, los Poderes de la Unión y de cuanto líder grande o pequeño se preste a ser asimilado.

7º. Con tamañas medidas, ellos mismos están conscientes que han llevado al país a una crisis de las instituciones y a la liquidación de una gobernabilidad mínimamente democrática. Pero están listos a dar los pasos necesarios para tomar las medidas político-militares contra la ciudadanía insumisa y contra los pueblos indígenas autónomos que defienden sus recursos, territorios y tierras, su cultura, vida y dignidad.

8º. Este proceso de ocupación integral se ha realizado con dos armas tradicionales: la represión y la cooptación, el autoritarismo exacerbado de Estado y la asimilación, asociación y corrupción. Esta doble política busca hoy como ayer que los propios mexicanos se atemoricen o se vuelvan cómplices y socios menores de la pérdida y sometimiento de nuestro país. Se aplica así de nuevo la política que un presidente de Estados Unidos llamó “de la zanahoria y el garrote”. El objetivo de la misma consiste, simultáneamente, en sembrar el miedo y en comprar al temeroso, sumándolo o sometiéndolo a los líderes-socios y a las fuerzas de apoyo social, cultural, político, militar, para-militar y económico del sistema. Esa política se aplica hasta en los estratos más bajos y miserables de la sociedad, con más miedo y menos pago.

9°. El proceso de ocupación integral de México, sus consecuencias y peligros, se advierte en prácticamente todas las medidas que las fuerzas dominantes han venido tomando desde los años ochenta, con base en un proyecto de represión-negociación, en el que los acuerdos se logran con la lógica pragmática de los oportunistas: “ganar algo hoy, aunque se esté más sujeto, corrompido y amolado mañana”; y aunque “mañana” los “gringos” y sus aliados ocupen mayores, más y mejores posiciones, fuerzas, empresas y poder. Hecho que se vuelve evidente a nivel mundial desde el 2005, año en el que el gran capital y el imperialismo colectivo encabezados por Estados Unidos han decidido aplicar (siempre que la correlación de fuerzas lo aconseje) la nueva “política de concesión cero” a los movimientos de pueblos indígenas, ciudadanos y trabajadores que exijan el cumplimiento de los derechos humanos integrales, individuales y colectivos, civiles y políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales, nacionales, étnicos y de género, alcanzados en luchas anteriores.

10º. La persecución tiene en la mira a los insumisos que insistan en la realización de un proyecto pacífico y legal que les permita satisfacer los intereses generales y el bien de todos, y acabar con el proyecto neoliberal que nos esclaviza y coloniza, y que corresponde a una nueva política de conquista integral y de “desarrollo del subdesarrollo”, de destrucción de nuestro patrimonio natural, cultural, científico, artístico y comunitario, así como de menoscabo de las infraestructuras encaminadas a la solución de los problemas sociales y nacionales, propios del interés general y del bien común en México y el Mundo.

Leer todo en: http://www.jornada.unam.mx/2007/11/16/index.php?section=politica&article=024n2pol

Fiman

No nos engañemos y no nos engañarán: México hará una gran contribución a la liberación humana.

Juntos luchamos, juntos ganaremos, gobernaremos juntos.

“Por Paz con Democracia”

Pablo González Casanova, Víctor Flores Olea, Miguel Concha Malo, Miguel Álvarez, Luis Hernández Navarro, Alicia Castellanos Guerrero, Gilberto López y Rivas, Héctor de la Cueva, Ana Esther Ceceña, Magdalena Gómez, Higinio Muñoz, Samuel Ruiz García, José Antonio Almazán, Dolores González, Pablo Romo Cedano, Gonzalo Ituarte Verduzco, Juan Bañuelos, Juan Brom, Oscar González, Guillermo Briseño, Guillermo Almeyra, Alfredo López Austin, Carlos Fazio , Rafael Reygadas, María Fernanda Campa Uranga, Manuela Alvarez y Santiago Alvarez.